LA SUBIDA

EL PASICO SAN PASCUAL.

 

Fue erigido el año1701, recordando el lugar donde, según la tradición, descansaba San Pascual Bailón, morador de este convento, cuando, al regresar de las limosnas, reposaba para recobrar fuerzas y poder subir la empinada senda que ascendía hasta el Convento. Se encuentra a muy pocos metros de la Iglesia de San Agustín y en un paraje de alto valor arqueológico por los restos de villas romanas que se encuentran cerca de él. De la antigua Ermita dedicada a San Pascual edificada el año 1668 en el Prado, ya no queda nada.

 

EL VIA CRUCIS.

 

En la misma fecha de 1701 se levantó un Vía Crucis que llegaba hasta Santa Ana la Vieja. El tiempo ha destruido todas las estaciones. Con motivo del 425 aniversario de la fundación del Convento se han restaurado cuatro. Los restos de las otras permanecen aún visibles. 

 

LA ERMITA DEL P. MANCEBÓN

 

El P. Juan Mancebón es una figura clave en la Historia de este Convento. La ermita se levantó con motivo de lo que nos cuenta el historiador P. Salmerón: “Morando en este Convento el Venerable Padre Fr. Juan Mancebón (de cuya prodigiosa vida daremos después noticia), una noche bajó muy despavorido y, pidiendo al Portero las llaves (fue varias veces Guardián de este Convento), abrió la puerta y se salió corriendo al pinar, hasta llegar a un pino, en el cual estaba la Virgen Santísima con el Infante Jesús su Hijo en los brazos. Tuvo con Hijo y Madre este Siervo suyo un coloquio dulcísimo, que duró rato. Y después habiéndose desaparecido la celestial visión, se volvió al Convento. El día siguiente habiendo salido el mismo Siervo de Dios con los Religiosos a espaciarse al monte, viendo el sobredicho pino, se abrazó con él diciendo: "Aquí recibió un Religioso un gran favor de Nuestro Señor." Súpose el caso de la referida visión celestial por el Portero del Convento, el cual la noche que el Venerable Mancebón abrió la puerta y se salió al Monte, se salió tras de él y le siguió con cautela, y oyó el  soberano coloquio que allí hubo. Habiéndose sabido después el prodigioso caso, la devoción de muchos fue cortando ramas de aquel pino por reliquias, y así fueron acabando con él hasta no dejarle raíces. Y en su sitio, para memoria de este prodigioso caso, se edificó la sobredicha pequeña Ermita, que visitan con mucha devoción, los que visitan este Santuario”.

           En la actualidad, la celebración anual de San Pascual Bailón, la Adoración Nocturna de la zona organiza la Procesión con el Santísimo hasta esta ermita y desde allí se bendicen los campos.

         Nuestro pintor murciano presenta así la escena en un óleo que se conserva en nuestro museo.