BREVE RESEÑA HISTÓRICA

La fundación de este convento de Santa Ana del Monte, de Jumilla, conocido popularmente como Monasterio de Santa Ana, tuvo lugar el 4 de agosto de 1573, siendo Custodio el P. Francisco Ximénez, tomando posesión de la ermita de Santa Ana edificada en el siglo XV. El P. Salmerón en su  “Historia de el devotísimo Santuario y Religiosísimo Convento de Santa Ana del Monte”, escrita en el año 1788, describe el lugar de este modo: “A distancia de una legua corta de la Villa de Jumilla, a la parte del mediodía, está el Convento de Santa Ana en un espeso pinar, circundado de encumbrados montes por todas partes, menos por la parte que mira a Jumilla, por la cual se interrumpe por no largo trecho la cordillera de los montes que circundan el sitio del pinar, formando un semicírculo, que incluye un ámbito de un cuarto de legua... Este ámbito y recinto no es llano sino pendiente y desigual; todo es laderas y cuestas de los montes que lo cercan… 

     Por esta parte –la de Jumilla– empieza el semicírculo y cordillera de los montes a uno y otro lado, y conforme van prosiguiendo hacia el mediodía se van elevando; y los últimos que cierran el semicírculo por aquella parte son los más encumbrados y eminentes y por muchas partes inaccesibles. Estos montes están enlazados entre sí por sus raíces  y así unidos se levantan; pero después, a trechos, se dividen y apartan formando algunos collados y distintas cimas y crestas. Las que tienen los últimos y más encumbrados sirven de corona al Convento, que está en su bajada; y también a sus moradores les labran la corona quitándoles el Sol en el invierno y aumentándoles con su repecho el calor en el verano.

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     El recinto de los Montes es todo muy solitario. No hay dentro de él casa, o heredad, o tierra que se cultive o labre; todo está inculto, excepto el huerto del Convento. Y fuera de sus moradores solo tienen aquí mansión las aves y pájaros, que aquí tienen sus nidos, y los animales que tienen sus cuevas o madrigueras… Al presente hay conejos y perdices, pero por la Justicia de Jumilla está prohibida toda caza en todo este recinto que esta amojonado

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     Los montes están coronados de cruces, colocadas en sus cimas por los Religiosos; formadas de troncos y maderos de pinos bastamente y sin pulimento alguno; cuya vista mueve mucho a devoción”. El P. Antonio Panes nos dice: “La iglesia, proporcionalmente, es muy pequeña, con tres retablos que constituyen el altar mayor y los colaterales, que son tres relicarios en que hay diversas y preciosas reliquias colocadas en sus divisiones muy curiosa y decentemente. Con este inestimable tesoro enriqueció aquel templo el muy pío y devoto marqués de Villena...” (Crónica de la Custodia de San Pascual, Valencia 1665, II, 345). Desde 1837 al 1891, estuvo en posesión del obispado de Cartagena, cuando la vida religiosa en España fue prohibida. El día 7 de julio de 1891 tomó posesión del nuevo convento el P. Custodio de los franciscanos de Cartagena, P. Domingo Ávila Giner, quedando como moradores los religiosos Agustín Malo y Algar, Joquín Castromán, Leandro Castro y Tomás Todolí.

 

UNA HERENCIA QUE COMPROMETE

 

     Los religiosos de la Provincia franciscana de Cartagena, a la que pertenece este convento, así como los cristianos y devotos del Altiplano de la Región de Murcia como de otras partes, entienden a Santa Ana del Monte desde esta perspectiva cristiana de búsqueda y encuentro con el Señor. De esta forma nos acercamos todos a orar con más profundidad, a continuar el proceso de conversión, a redescubrir la dimensión cristiana de la vida, a venerar la antiquísima imagen de Santa Ana, con María y Jesús en sus brazos, y al Cristo de la Columna de Salzillo. Esta tradición de profunda religiosidad, que se respira en este convento, lo acompaña desde que se fundó. De hecho las crónicas más que contarnos sucesos dedican su mayor espacio a narrarnos la vida de los Venerables hermanos que aquí nos han precedido de la fe, así como la devoción de los fieles cristianos que venían y vienen a este lugar tan densamente religioso. De hecho, aquí vivieron San Pascual Bailón y el Beato Andrés Hibernón, P. Juan Mancebón y tantos otros, que son el hito de numerosísimos religiosos, cuya fama de santidad y heroicas virtudes se pueden apreciar en las crónicas del convento. Este mismo espíritu se ha conservado desde la restauración hasta hoy. Por ello ha sido sobre todo casa de noviciado casi hasta nuestros días. Aquí los aspirantes a la vida franciscana aprenden el espíritu de San Francisco de Asís y aquí se dan cita periódicamente jóvenes y mayores para seguir los cursos de profundización cristiana.

     Tomando prestada la pluma a D. Lorenzo Guardiola Tomás, al escribir sobre el lugar en el que está ubicado este Convento, podemos afirmar que en verdad: “¡La oración sobrenatural!... No puede brotar sino del jazmín de la soledad y de la cima de la altura. Son el silencio y el paisaje los cinceladores perfectos del alma”.

 

 

Para conocer mejor la historia de este Convento podéis acceder a los siguientes documentos que transcriben los manuscritos originales de las Crónicas

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LIBRO FUNDACIÓN SANTA ANA
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HISTORIA DEL PADRE SALMERÓN
LIBRO PADRE SALMERON 1788.pdf
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ANALES DEL P. HARO
Libro Annales Haro 1785 AVF.pdf
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